Oasis verdes de Xalapa 

Xalapa, Ver. – Cada día de la semana y del mes, el rugir de los vehículos ensordece a los habitantes de una ciudad antigua como Xalapa.

Y aún así, en rincones insospechados, oasis de quietud que devuelven a propios y extraños la paz y tranquilidad necesarios para vivir una ciudad en constante movimiento.

Docenas, cientos sino es que miles de enormes y frondosos árboles arropan esos sitios que se han convertido en una barrera impenetrable de los sonidos del caos.  (Identidad Veracruz)

Parque Juárez, de lo histórico a lo cotidiano

Xalapa, Ver.- El Parque Juárez es emblema de su propia historia. A donde ahora pasean familias enteras y se consumen golosinas y antojitos típicos de la región, estuvo asentado el Convento de San Francisco construido en la primera mitad del siglo XVI.

Un dato que suele olvidarse es que fue el segundo convento construido en México, concluyéndose su construcción en 1556, en Xalapa, la capital del estado de Veracruz.

Los parques son uno de los símbolos más claro de la democracia. Desde el siglo XIX ahí han convivido todas las clases sociales.  Solo quizá en las últimas décadas las plazas comerciales han tomado el lugar de los parques en cuanto a centro de reunión familiar y social.

Parque Juárez, de lo histórico a lo cotidiano

 

 

Parque Natura, oasis de Xalapa

Xalapa, Ver. – En las entrañas de la arboleda, se escucha el inconfundible sonido que emana de las cigarras; todo el ambiente se inunda del “canto” de los insectos.

El estridular de las chicharras, como también se les conoce, domina las ochenta hectáreas de bosque, un oasis en una caótica y ruidosa ciudad como Xalapa.

Y aunque pareciera que las chicharras dominan el lugar, de pronto surgen chirridos, silbidos y trinos de docenas de aves que también habitan el Parque Natura, el área natural protegida metida como un clavo en una enorme urbe.

Parque Natura, oasis de Xalapa 

 

Los Berros, leyendas, historia y sonrisas

Xalapa, Ver.- El sonido de las aves se escucha en la copa de los enormes árboles de liquidámbar, hayas, eucaliptos y encinos que tomaron  el tranquilo lugar, un sitio lleno de historia y leyendas urbanas.

La maraña de ramas de los ejemplares arbóreos de hasta 40 y 50 metros de altura se mueve al compás del viento que sopla lento, como un arrullo en medio del Parque Miguel Hidalgo, conocido popularmente como Los Berros.

Un sitio de más de 140 años de haber sido edificado, pero con una historia detrás desde la época del Virreinato de la Nueva España, cuando en sus tierras brotaban berros en pantanos.

Los Berros, leyendas, historia y sonrisas

 

Jardín de las esculturas, paseo al alma

Xalapa, Ver.- Bajo las sombras de los árboles y en medio de una quietud sorprendente, se esconden formas geométricas, orgánicas  y abstractas de esculturas de una belleza sin igual, que se mimetizan con los organismos de la naturaleza.

Las perfectas telarañas, junto con las hojas verdes que las sostienen, se mezcla con las más de 70 obras de arte que se encuentran esparcidas a lo largo y lo ancho del enorme y bellísimo Jardín de las Esculturas de Xalapa.

Un lugar icónico de la ciudad donde se exhibe el alma y el corazón de los escultores Adalberto Bonilla, Elsa Naveda, Hiroyuki Okumura, Javier Cervantes, Juan Enrique Martínez Zárate, Leonor Anaya, Manuel Velázquez,

Jardín de las esculturas, paseo al alma

 

Parque Bicentenario, sensación de paz

Xalapa, Ver.- Con poner un solo pie en la arbolada área, el bullicio de la ciudad cesa por completo: los ruidos del motor y del claxon de los autos se transforman en canto de aves y en viento chocando contra las ramas y hojas de los centenarios árboles.

Los olmos y las araucarias generan una sensación de paz y tranquilidad en el interior del Parque Bicentenario, un área verde que contrasta con el movimiento de la avenida Manuel Ávila Camacho y la céntrica calle de Úrsulo Galván.

Las fuentes talladas en piedra, sus bancas de metal y sus jardines dispuestos en terrazas inclinadas, son un oasis en una ciudad como Xalapa, sumida en el constante caos vehícular de sus angostas calles.

Parque Bicentenario, sensación de paz

 

Los Tecajetes, eternidad del alma

Xalapa, Ver.- El canto de las aves se escucha desde todos los rincones. Los chirridos, silbidos y trinos surgen en las copas de frondosos árboles que ocultan a los creadores de las melodías.

Los sonidos incesantes entran en armonía con el murmullo del agua, del manantial de agua dulce, acueductos, pozas, canales y de fuentes construidas por manos humanas.

Los ecos se mimetizan. Se convierten en uno solo y fluyen en las olas del viento que corre por el parque Los Tecajetes, un refugio con árboles de haya, liquidámbar, encino, ciprés, pipinque, fresno, araucarias.

Los Tecajetes, eternidad del alma

 

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